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La liposucción o lipoescultura es una intervención quirúrgica mediante la cual se extrae grasa acumulada en diferentes zonas del cuerpo: papada, brazos, mamas, abdomen, nalgas, caderas, muslos, rodillas o tobillos. En ningún momento debe pensarse que se trata de un tratamiento contra la obesidad, sino una técnica para moldear el cuerpo mediante la eliminación del tejido adiposo sobrante y en ocasiones incluso reinyectando parte del mismo en zonas donde puede ser necesario.

La intervención de liposucción se realiza bajo anestesia local, epidural o general, según los casos, y consiste en la introducción en el tejido adiposo de una cánula o jeringuilla especial conectadas a una máquina de vacío que aspira la grasa de la zona tratada. Dura entre una y dos horas y en ella se pierde mucho líquido, lo que hace necesaria su reposición mediante fluidos que se administran por vía intravenosa.

Tras la intervención es necesario permanecer en el hospital de dos a tres días con el fin de evitar la formación de edemas y controlar la inflamación, el dolor y el sangrado. Se coloca un drenaje en las zonas operadas para facilitar la eliminación de líquidos. Asimismo, para ayudar a la piel a adaptarse al nuevo contorno se aplica a la zona tratada un vendaje compresivo que habrá que llevar permanentemente durante dos o tres semanas y unas semanas más sólo durante el día.

Hay que tener en cuenta que si la elasticidad de la piel está disminuida, después de realizar la liposucción pueden quedar irregularidades y zonas deprimidas que posteriormente se pueden corregir mediante intervenciones reducidas y selectivas o inyectando grasa para rellenarlas. La recuperación de una liposucción es gradual. Debe hacerse reposo relativo durante unas dos o cuatro semanas, dependiendo de la extensión del cuerpo que se ha tratado. Los puntos se retiran a los siete o diez días, mientras la hinchazón y los hematomas que hayan surgido tras la operación desaparecerán gradualmente en los meses siguientes.

La liposucción es una técnica segura, aunque como toda intervención quirúrgica entraña riesgo de complicaciones, aún cuando el paciente cumpla los requisitos necesarios, el quirófano esté bien equipado y sea realizada por un cirujano plástico cualificado. Pueden surgir infecciones o sufrir una pérdida excesiva de líquidos. Pero también pueden aparecer problemas estéticos, como cicatrices queloides (hipertrofiada), piel ondulada o asimetrías.

Las mejores candidatas para una liposucción son personas sanas, con un peso normal y excesos localizados de grasa. También es importante de cara a obtener un buen resultados estético que la piel sea firme y elástica, pues de lo contrario no se adaptará al nuevo contorno y quedarán colgajos que luego habrá que corregir con una intervención de cirugía plástica. La lipoescultura no está indicada en personas con problemas circulatorios, cardíacos o respiratorios.

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