Ya son 12 las comunidades autónomas que han endurecido las sanciones en cuanto al uso obligatorio de la mascarilla, incluso cuando se puede mantener la distancia de seguridad. La mayoría en todo su territorio y algunas como País Vasco, solo en una localidad por ahora.

Andalucía se unió ayer a la obligatoriedad de llevar mascarilla y ya son 12 las regiones que lo contemplan, si no en todo su territorio, sí en parte. Cataluña, Baleares, Extremadura, Galicia, La Rioja, Murcia, Andalucía y País Vasco, que lo estipuló el 8 de julio para la localidad de Ordizia como respuesta al brote que hubo. Desde este martes también Aragón y a lo largo de la semana se sumarán Asturias, Cantabria y Navarra.

En meses hemos pasado de un extremo a otro en cuanto a mascarillas se refiere. El debate sobre si realmente funcionan se inició pronto, el mismo mes de marzo en el que se declaró la pandemia. Y las autoridades sanitarias repitieron por activa y por pasiva que la población sana no debía usarlas -también muchos consejeros del ramo a lo largo y ancho del territorio-.

La propia OMS así lo recomendaba, a pesar de que la mayoría de países asiáticos, donde en invierno se convierte en una parte habitual del vestuario, aconsejaban su uso. Con el tiempo se supo que la recomendación de Sanidad (y la OMS) obedecía al desabastecimiento y falta de materiales en los momentos iniciales de la crisis. De hecho, hasta principios de junio, la OMS no ha recomendado su uso.

El 21 de mayo entró en vigor, a través de su publicación en el BOE, la orden SND/422/2020 que regula el uso obligatorio de mascarilla. Ahí ya se reconocía: «El uso generalizado de mascarillas por parte de la población general para reducir la transmisión comunitaria del SARS-CoV2 está justificado no solo por su alta transmisibilidad, sino también por la capacidad que han demostrado las mascarillas para bloquear la emisión de gotas infectadas, muy importante cuando no es posible mantener la distancia de seguridad».

La orden disponía la obligatoriedad «en personas de seis años en adelante en la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público, siempre que no sea posible mantener una distancia de seguridad interpersonal de al menos dos metros, siendo recomendable su uso para la población infantil de entre tres y cinco años». Y se establecían unas excepciones: «Aquellas personas que presenten algún tipo de dificultad respiratoria que pueda verse agravada por la utilización de la mascarilla y a aquellas cuyo uso se encuentre contraindicado por motivos de salud o discapacidad. Asimismo, su uso no será exigible en el desarrollo de actividades que resulten incompatibles, tales como la ingesta de alimentos y bebidas [también correr e ir en bici], así como en circunstancias en las que exista una causa de fuerza mayor o situación de necesidad».

Está claro que no todo el mundo lo ha aplicado responsablemente, ni la distancia de seguridad ni la mascarilla -muchos la llevan en el cuello o por debajo de la nariz- y ante los confinamientos que se están produciendo, la vuelta a fase 2 de algunas ciudades y ante unos datos nada buenos, como señala Sanidad, muchas comunidades autónomas han dado un paso más: imponer multas por aquello de que el bolsillo sí que nos duele. La orden de Sanidad también contemplaba sanciones de hasta 600 euros, pero siempre después de apelar a la función pedagógica y la voluntad del ciudadano, y solo cuando este se negara a cumplir con las instrucciones policiales, lo que conllevaría desobediencia y permitiría la multa por la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana.

Así, y ante el rebrote en Lérida, fue Cataluña la que comenzó el jueves pasado a obligar a usar mascarilla con independencia de la distancia de seguridad. La multa en caso contrario es de 100 euros, incluso aunque se pueda mantener la distancia de seguridad, pero con las excepciones que ya estaban vigentes: menores de 6 años, en caso de dificultad respiratoria que pueda agravarse o por razones de salud, al hacer ejercicio físico al aire libre o «cuando sea incompatible por la propia naturaleza de las actividades». Tampoco es obligatorio en playas y piscinas.

Galicia ya había endurecido el 29 de junio la normativa con el fin de que el uso fuera obligatorio «siempre que se transite o se esté en movimiento por la vía pública y en espacios al aire libre y, por la concurrencia de otras personas, no se pueda garantizar en todo momento la distancia de seguridad» de 1,5 metros. También en todos los espacios cerrados siempre que se coincida con otras personas, independientemente de la separación de 1,5 metros. Y en País Vasco se estableció el miércoles pasado, por ahora solo para la localidad de Ordizia tras el brote surgido allí, con vuelta a la fase 2 para los locales de ocio, al menos durante ocho días.

A Cataluña le siguieron Baleares y Extremadura. La primera ha impuesto desde este lunes el uso obligatorio en todos los espacios públicos y lugares de acceso público, excepto en playas y piscinas, bajo amenaza de multa de 100 euros y sin importar si se puede respetar la distancia de seguridad sanitaria (sigue sin ser necesario al realizar deporte). Sí ha aprobado un decreto ley con sanciones de hasta 600.000 euros para evitar fiestas ilegales.

Extremadura impone desde el sábado la obligatoriedad en las seis áreas de salud en las que se divide la región con las mismas excepciones (motivos de salud, práctica de deporte, si se está ingiriendo comida o bebida en un restaurante o terraza). También debe llevarse en recintos con piscinas y solariums, salvo dentro de la piscina. Y en cuanto a sanciones, esta región es más dura ya que van desde los 100 euros hasta los 6.000 euros para las infracciones más graves.

Este lunes se ha sumado Andalucía, que lo pondrá en marcha desde el miércoles a las 00.00 horas, también con imposición de multas en caso de incumplimiento. Con 19 brotes activos -12 controlados y siete en investigación-, se ha ordenado el aislamiento de personas, no de municipios, y se está estudiando la posibilidad de poner límites a los velatorios, después de que uno de los brotes detectados en el área metropolitana de Granada fuera consecuencia de un funeral. La región no ha mencionado aún las cuantías.

Este lunes se sumaban también Murcia, tras aprobarlo el Consejo de Gobierno, y La Rioja, tras aprobarlo el Gobierno de la región en una reunión extraordinaria y publicarlo en el Boletín Oficial de la comunidad autónoma. Se establece el uso obligatorio de mascarilla para todas las personas mayores de seis años, tanto en la vía pública como en espacios al aire libre y espacios cerrados de uso público o abiertos al público, independientemente de que se pueda mantener o no la distancia de seguridad, establecida en 1,5 metros. Las excepciones en ambas regiones, como en otros casos, son por temas de salud, práctica de ejercicio o en el momento del baño en playas o piscinas, al consumir bebidas o alimentos, o «cuando las personas que concurran en un espacio o medio de transporte sean convivientes en un mismo domicilio». Y las multas también son de 100 euros en ambos casos.

Desde las 00.00 horas de este martes es obligatorio, con independencia de la distancia interpersonal en los espacios físicos, en Aragón, donde hay unas 870.000 personas en fase 2 flexible debido al incremento de casos de coronavirus en Huesca y Zaragoza y su zona de influencia. Las excepciones, similares a otras regiones, y las multas también de 100 euros, aunque se dará «un margen para que la gente se acostumbre», según anunció la consejera de Sanidad, Sira Repollés.

Cantabria lo llevaba estudiando varios días y ha decidido su uso obligatorio, solo falta regularlo y en cualquier momento de esta semana se pondrá en marcha. También Asturias lo lleva días estudiando y e implementará la norma esta semana, según lo anunció el domingo en Twitter el presidente asturiano, Adrián Barbón. Todo apunta que en ambos casos con similares excepciones y multas que otras regiones.

Por su parte, Navarra regulará esta semana el uso obligatorio de mascarilla tras encadenar varias jornadas con repunte de casos. El Gobierno regional trabaja ya en una propuesta en la que se fijarán los plazos y aspectos concretos de la norma como excepciones y sanciones.

El resto de regiones aún no se han pronunciado, aunque ante este aumento de autonomías que lo regulan el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, anunció este lunes que va a pedir al Gobierno central que coordine con las comunidades autónomas la obligatoriedad del uso de la mascarilla en todo momento. En las ciudades autónomas, Melilla ve con preocupación los datos que llegan desde otras partes de España y este mismo lunes se encargaron «los trámites para implantar el uso obligatorio de mascarilla en Melilla, aunque se pueda guardar la distancia de seguridad». El consejero de Salud, Mohamed Mohand, aseguró que se hará «un reparto gratuito de mascarillas las primeras semanas» para que los melillenses con menos medios económicos puedan cumplir con la nueva norma.

USO CORRECTO
De nada sirve insistir en el uso de la mascarilla si no se insiste, por repetitivo que parezca, en su uso correcto y en que no es eficaz por sí sola. Primero, no sirve de nada llevarla en la barbilla, en la cabeza (como las gafas de sol) o en el codo, como si fuera un bolso. Tampoco si se tapa solo la boca y la barbilla, la nariz nunca puede quedar al aire. Por más obvio que parezca, abundan las personas que se la ponen por debajo de la nariz. Por otro lado, llevar mascarilla no es garantía 100% de no contagiarse, es una medida más que debe complementar la distancia de seguridad -que a menudo no se está manteniendo- y la adecuada limpieza de manos.

Ya lo recordaba el BOE publicado el 20 de mayo: «Lo previsto en esta orden debe entenderse sin perjuicio de la necesidad de seguir cumpliendo con las recomendaciones de las autoridades sanitarias relativas al mantenimiento de la distancia interpersonal, la higiene de manos y resto de medidas de prevención». También mencionaba la forma correcta de llevar la mascarilla, «preferentemente higiénicas y quirúrgicas, que cubra nariz y boca».

Con el calor que hace estos días en España, especialmente en algunas regiones, supone un esfuerzo extra por parte de todos, pero un esfuerzo necesario para seguir aumentando los contagios. Si no se hace por solidaridad y responsabilidad, las autoridades sanitarias de cada región han decidido que se hará por el bolsillo.
Fuente: elmundo.es

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