La especialidad de Cirugía Plástica se divide en dos vertientes: Cirugía Plástica Reconstructiva o Reparadora, que es la que se practica por motivos vinculados al padecimiento de enfermedades, traumatismos o malformaciones, y Cirugía Plástica Estética, la que se practica por el deseo del paciente de modificar la imagen física de una o varias partes de su cuerpo.

En el caso de los menores de edad, la inmensa mayoría de las intervenciones de Cirugía Plástica que se les realizan en España corresponden a Cirugía Plástica Reparadora. En el ámbito estético, según estimaciones de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), de las aproximadamente 65.000 intervenciones que se practican al año en nuestro país, no llegan al 1,5% las realizadas a menores.

Ocurre, además, que en torno al 50% de esas intervenciones de Estética son otoplastias, destinadas a corregir las popularmente conocidas como “orejas de soplillo”. Es frecuente también que otras intervenciones de Cirugía Plástica Reparadora realizadas a menores se confundan con intervenciones de Cirugía Plástica Estética, como con la corrección de la gigantomastia juvenil o hipertrofia virginal de los senos, y la ginecomastia en los hombres.

En cualquier caso, en España no existe una normativa específica que regule la realización de intervenciones de Cirugía Plástica a menores de edad. Por este motivo, la SECPRE aboga por la aprobación de normativas como el decreto 49/2009 de Andalucía, donde los menores que quieren operarse de Estética deben pasar antes un examen psicológico realizado por un especialista.

¿Qué hacer si un menor quiere operarse?

Esta sociedad también recomienda que el menor acuda, acompañado de sus padres o tutores legales, a un profesional con la titulación deEspecialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora. En lo que se refiere al cirujano, debe valorar, por un lado, la madurez psicológica del menor, profundizando en sus motivaciones y en las de sus padres, teniendo siempre en cuenta la opinión del menor.

Por otra parte, el cirujano debe valorar y transmitir al paciente y a sus acompañantes las expectativas reales de la intervención, basadas sólo en criterios médicos, nunca en razones económicas ni en los deseos personales del paciente.

 

Fuente: Con Salud

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