Si América del Sur se convirtió hace años en la meca para retoques de cirugía estética low cost, ahora son Túnez o Marruecos los edenes elegidos para hacerse liposucciones, cirugía mamaria, lifting facial, rinoplastia y blefaroplastia, aprovechando las vacaciones de verano.

Turquía es el destino de peregrinación de todos los alopécicos que, atraídos por la publicidad online de las 250 clínicas repartidas por el país otomano, creen que van a la tierra prometida para repoblar sus cabezas.

Los paquetes vacacionales, que se realizan por internet y están elaborados por mayoristas médicos, incluyen hoteles de cuatro o cinco estrellas, y a veces servicios extra como sesiones de spa y excursiones al desierto del Sahara o Sidi Bou Said.

Pero como asegura el cirujano plástico Antonio Tapia,  “el turismo de “one day clinic” es altamente peligroso y puede ocasionar graves consecuencias

Desde la SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética) advierten de que los costes de este tipo de turismo son alarmantemente baratos y por tanto no se corresponden a los del  mercado. Y desde la AECEP (Asociación Española de Cirugía Estética Plástica) se califica esta práctica de “alto riesgo”.

Os copio la nota de prensa que me ha llegado del Dr. Antonio Tapia sobre los principales peligros que tiene elegir estas “rutas de la belleza” como destino vacacional:

  • A menor precio, menor seguridad. Los costes de una cirugía plástica incluyen gastos de quirófano, posibles implantes, anestesia, estancia, etc. Si nos vamos a precios low cost esto repercute en la seguridad del paciente.
  • Personal poco cualificado que trabaja a destajo. Muchas veces son médicos que acaban de especializarse y se conforman con cualquier cosa, otras no tienen la suficiente experiencia o no están lo suficientemente cualificados..
  • Desconocimiento del profesional. Nunca se debe viajar sin conocer las credenciales del profesional que va a realizar la intervención: titulación, pertenencia a organizaciones profesionales, etc. Los foros on line y blogs no deben influir nunca en la decisión.
  • Falta de pruebas de pre-operatorio: el paciente debe asegurarse de que se le van a realizar las pruebas precisas antes de la intervención, lo cual comienza semanas antes.
  • Un post operatorio insuficiente. Tras una cirugía hay que reposar convenientemente el tiempo indicado, no tomar el sol ni realizar deporte. En un paquete vacacional, esto es difícil de evitar.
  • El seguimiento es nulo. El profesional debe realizar un seguimiento del paciente, algo imposible cuando este vuelve a su país de destino al cabo de unos días.
  • Posibles complicaciones. Entre ellas está la infección, la fiebre, los hematomas y los malos resultados estéticos.
  • La cirugía plástica es medicina, no un negocio. El fin último es el paciente, siempre.

Y respecto a los trasplantes turcos, he pedido su opinión al cirujano plástico Julio Millán, de la Clínica de trasplantes Millán & Vila-Rovira,  y pone los pelos -nunca mejor dicho- de punta:  “Como bien dice el doctor Tapia, estamos hablando de pacientes, no clientes. Son personas que padecen una enfermedad, la alopecia androgénica, y precisan de la atención personalizada de un médico o equipo médico, no un trato con comerciales. Necesitan cuidados antes de la intervención en el cuero cabelludo, y un protocolo de actuación post-operatorio durante un año, que no se puede decidir mediante unas fotografías y un e-mail como hacen los turcos, no es profesional, ni serio. Por ejemplo, cuando hay una caída de cabello excesiva al principio, se debe ir al médico enseguida, y a no creo que nadie vuelva a recorrer los 4000 kilómetros que le separan de su clínica turca para que le realicen el tratamiento con plasma o células madre que será necesario”, advierte.

Este cirujano plástico explica que, en ocasiones, hay que hacer retoques o poner más pelo, hay que controlar el posible enquistamiento de los pelos, picores, e incluso “abonar” el cuerpo cabelludo para que el pelo con fuerza“y en nuestros protocolos está contemplado sin coste para el paciente, mientras que quienes se implantan en Turquía tienen que conformarse con el resultado inicial”.

Coger un avión a los dos días de operarse también puede ser peligroso, ya que con la presión los tejidos tienden a expandirse y los injertos, aunque en un principio estén bien implantados, pueden caerse. “Por no hablar de infecciones, implantaciones irregulares, y unidades foliculares mal colocadas, que dan lugar a que el cabello crezca desordenado y con un resultado poco estético”, insiste Millán.“No olvidemos que la zona donante (de donde se toma el pelo que se va a implantar) es limitada y finita y si se la “estropean” será irrecuperable”, insiste.

Millán explica que el equipo médico debe estar formado por el cirujano que haga la extracción del pelo (es el momento más delicado porque no se debe romper el bulbo piloso), un anestesista que sede al paciente con sedación de calidad (“prefiero no calificar el hecho de que apliquen anestesia local en grandes cantidades como hacen en Turquía, durante 8 horas”), cuatro técnicas de trasplante, diplomadas universitarias en enfermería, encargadas de cortar, contar y preparar las unidades foliculares extraídas para su posterior implantación; y un enfermera no lavada dentro del quirófano para atender al equipo quirúrgico que se encuentra estéril. “Todo esto cuesta dinero, pero repercute en el buen resultado del implante. Cuando no es así el resultado es malo y tiene riesgos crecientes de mala técnica y peores resultados”.

Avisados estamos…

Fuente: Los blogs de ABC

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.