Sabemos que prácticamente para cada problema que aparece en el cuerpo existe una solución. Para la celulitis, para la flacidez, las varices, los párpados caídos… ¿pero sabes en qué momento de nuestra vida es mejor operarse de cada cosa y sobre todo, de qué?

A partir de los 20 años

Aumento y reducciones de pecho

En torno a los 18 años se da por finalizado el crecimiento, por lo que llegar a la veintena supone poder realizar algunos tipos de operaciones, concretamente, de remodelación de pecho.

En el caso del aumento, la cirugía permite mejorar el tamaño y la forma de los pechos, ya sea por una falta de desarrollo de las mamas o por una disminución del volumen por un cambio brusco de peso, tras un embarazo o para corregir asimetrías.

Respecto a la reducción, el remodelado consiste en la extirpación de piel, tejido mamario y tejido graso, obteniendo una mama más ligera y firme.

 

Liposucción o lipoescultura

La acumulación de grasa en localizaciones concretas o de forma generalizada, hace que se pierda la armonía de los contornos. Puede venir por factores genéticos o ambientales como el sedentarismo o la mala alimentación. En los varones se localiza generalmente en la zona abdominal y en las mujeres, tiende a localizarse en las caderas o muslos.

Rinoplastia

Solicitada para mejorar el aspecto de la nariz, bien modificando la punta, el perfil o la anchura.  Con esta intervención conseguimos adaptarla a las proporciones y formas que cada paciente necesita. Esta intervención se realiza con anestesia local o general, dependiendo del caso.

A partir de los 35 años

Mastopexia

Este procedimiento levanta y da forma a las mamas caídas. Permite elevar el complejo areola-pezón a su posición ideal y remodelar el tejido mamario para obtener un pecho estéticamente correcto.  De todas formas hay que tener en cuenta que los efectos de la gravedad, futuros embarazos, envejecimiento o las fluctuaciones en el peso modificarán paulatinamente los resultados.

A partir de los 40

Aumento de pómulos

Los años vienen acompañados del famoso «mentón de bruja», es decir, una reabsorción de la grasa por los huesos. Con la cirugía del aumento de pómulos se consigue aumentar el tamaño y desgrasar el mentón mediante una pequeña liposucción.

Blefaroplastia

O cirugía de los párpados. Este procedimiento extrae el exceso de piel y las bolsas de grasa que aparecen en los párpados superiores e inferiores. Elimina el aspecto de cansancio y envejecimiento del rostro.

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